#15O - ¿Afinando la ciudadanía global? Gotas de agua en un mar sincero

Detalle del 15 de octubre en Sevilla, el mundo
“Lo único que compagina el orden con la libertad es la cultura”- citado por Moisès Broggi, médico y abuelo.

El sábado, la red volvió a la calle, el sinfín de movimientos digitales se materializó en una multitud de encuentros combinados y en cadena que, como una gran orquesta sinfónica, iba focalizando la atención del espectador en uno u otro solista, mientras el conjunto hacía su trabajo con la maestría de los movimientos que brotan directamente del corazón.

Un calambre de ciudadanía mundial recorrió el planeta durante una jornada de comunión sincera, de conciencia global, de república inter pares - sin primus, sin líderes - que grita honestamente contra la mentira de la riqueza inexistente. La gente contra la macroeconomía, las personas contra los trileros globales, contra la fiesta vergonzante que se paga con deuda y no con trabajo, con producción, con tangibles.

Un movimiento transnacional y anónimo recorre el planeta y descoloca a los poderes tradicionales: ¿Cómo actuar desde un partido de ámbito local endeudado con un banco - de transacciones globales - que le da cobertura? ¿Cómo actuar desde un banco global que necesita del capital de unos clientes que se le rebelan? ¿Cómo publicar desde un medio que depende de unos anunciantes que necesitan unos compradores que salen a la calle para protestar sin miedo?

El sábado hubo una nueva ola de una marea humana que va creciendo a medida que la política se muestra incapaz de dar respuesta a una realidad económica que la domina y la supera. Casos como el de Obama en Estados Unidos o el de ZP en España demuestran como los buenos principios quedan ahogados cuando tocan la médula del 1% que maneja el capital.

Mientras la gente se suma a los señales físicos de la protesta, en el entorno digital, los activistas van tejiendo una red cada vez más densa, un nuevo poder ciudadano que tiene hondas raíces en movimientos que se daban por muertos y enterrados, pero que se mantienen a la sombra y se mezclan para dar una alternativa global a la incapacidad gubernamental de actuar.

En una de las esquinas de Tahrir, un viejo hippie que hace cine, regenta un local con cuatro ordenadores y deja vía libre a los jóvenes egipcios. La vieja Al Andalus capta el mensaje de los hermanos del sur y lo lanza a un mundo sediento, un mundo que toma el mensaje y se enfrenta a su futuro sin miedos. Una revista, un cómic, una película, ... las grietas del sistema supuran arte comprometido, y los jóvenes - que se pasan el día ante la maquineja o el ordenador -, toman el testigo de los rastros de carmín y, como si de un nuevo juego se tratara, se van pasando información a una velocidad pasmosa.

Y, de repente, todo el mundo sale a la calle, en varios lugares y en horas convenidas. Y demuestra como aquella velocidad de circulación de capitales, también funciona con las ideas y las propuestas. Los diarios todavía hablan de indignados, pero la mayoría de personas que circulan por las calles del mundo ya no son sólo indignados, son activistas globales y pacíficos. Están en todas partes, son horizontales, son anónimos y se reproducen por impulsos de información compartida.

Bienvenidos al nuevo poder.
Bienvenidos al ecosistema red.
Bienvenidos al mundo de la ciudadanía global, abierta, libre y neutral.
Bienvenidos al mundo líquido, un mundo que ahora es rio – i llena las calles -, ahora es mar – y llena las plazas-, ahora se evapora – y sube a la nube de Internet - dónde las gotas de agua se concentran, hablan, se comunican y vuelven a mojar el planeta entero de impulsos de sinceridad contra la mentira global.

Son agua y por eso son imposibles de parar. ¿Son emoción? Si, pero también pensamiento, pensamiento colectivo, neuronas de un cerebro compartido, porqué el cerebro individual es una falacia empobrecedora.

Traducción de translatorbrigades@gmail.com del original en Catalán.

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